Vía El Blog de Nieves Ibeas Vuelta
Un año después de que se desvelara la trama del caso “La Muela”, el Gobierno de Marcelino Iglesias no ha hecho nada al respecto para luchar contra la corrupción. De hecho, en su respuesta pretendió asimilar la pregunta que le hacíamos desde CHA con la que le hacía el PP, y devolverme los mismos argumentos que a los populares.
Iglesias simuló indignarse ante las “verdades a medias” de la oposición, cuando para “verdades a medias”, las suyas, como se verá a continuación. Está claro que le viene bien el cara a cara con el PP, a quienes puede echarles a la cara los casos de corrupción que tiene la derecha por distintos lugares. Pero no le viene nada bien enfrentarse a CHA, porque en nuestro caso no tiene nada a lo que agarrarse.
En el Pleno del viernes, 26 de marzo, Iglesias dijo la frase que ocupa hoy los titulares: que no le gusta que Mª Victoria Pinilla siga siendo alcaldesa de La Muela. Ya… ¿y qué ha hecho para evitarlo?
Dijo también que su Gobierno había cumplido siempre la ley y siempre la había hecho cumplir, cosa que no es verdad, porque de ser así no habría pasado lo que ha pasado. Es más, el subdirector provincial de Urbanismo de Zaragoza, Carlos Martín Rafecas, imputado en la Operación Molinos (una forma más suave de llamar a la trama de corrupción política de La Muela), dejó de ser director de la ponencia técnica de la Comisión Provincial de Ordenación del Territorio de Zaragoza el 24 de marzo de 2009. Lo han llevado en silencio, pero es así, e Iglesias olvida que es responsable del Gobierno y de la Administración autonómica…
El G.P. CHA ha solicitado 15 veces su comparecencia y por 3 aspectos distintos… Cerca de cuarenta veces se ha negado Iglesias a debatir abiertamente sobre el tema en las Cortes a petición de CHA, por no mencionar la pregunta que se nos censuró el pasado mes de septiembre…
En septiembre de 2009, mi grupo parlamentario propuso enviar un mensaje conjunto a la sociedad aragonesa contra cualquier clase de corrupción, un momento en el que los escándalos de La Muela y de ASAEL estaban en boca de todo el mundo, pero el PSOE y el PAR se negaron, con la excusa de que había que dejar trabajar a la justicia. ¿Y no hay acaso responsabilidades éticas y políticas en juego? ¿No hay nada que explicar? La gente piensa lo contrario.
Durante este tiempo hemos visto a cargos públicos entrar a la cárcel y salir para volver a ocupar los puestos desde los que supuestamente cometieron delitos. Y mientras tanto, el Gobierno de Marcelino Iglesias y de José Ángel Biel, mirando para otro lado. En el PAR lo entiendo: presumían de su alcaldesa (que llegó a serlo con las siglas del PAR) hasta hace año y medio, aunque ahora se esfuercen en simular que no la conocen. Aún recordamos en las Cortes las alabanzas del Vicepresidente Biel ante lo que él mismo se obstinaba en presentar como el auténtico modelo de la gestión municipal. Esa es la forma de hacer política del PAR.
Pero esperábamos que Iglesias y el PSOE hicieran el ejercicio público de transparencia y honestidad que su propio partido reclama en muchos otros lugares, y no lo han hecho. Han preferido proteger al socio, o a quien sea, porque no lo sé.
CHA lleva años denunciando en La Muela (con Adrián Tello y Pedro Bartolomé y otros compañeros y compañeras a la cabeza) y en las instituciones donde tenemos presencia (Cortes de Aragón incluidas) que no se estaban haciendo bien las cosas en ese ayuntamiento, y me pregunto qué esperaba Iglesias que hiciéramos, ¿callarnos? ¿Callarnos, viendo que la gente está perdiendo confianza en la política y en los políticos? ¿Callarnos, viendo que parece que lo más normal del mundo sea aferrarse al sillón aunque haya que pagar fianzas de cientos de miles de euros?
¿Eso hubiera hecho el PSOE en nuestro lugar? Pues ni nos hemos callado hasta ahora, ni nos vamos a callar, porque hay que devolverle la confianza a la gente. Y por pura dignidad. Hay maneras y maneras de entender la política y la nuestra no es ni la de la alcaldesa Pinilla, ni tampoco la del Gobierno PSOE-PAR, que siempre está esperando a que escampe, en vez de tomar decisiones, con cualquier tema: con éste, con los bienes, con la crisis…
Iglesias dice ahora que no le gusta que Pinilla siga de alcaldesa, pero no ha hecho nada para evitarlo, y algún que otro piropo le dirigió incluso en otros tiempos. CHA propuso la única solución posible para evitar que la alcaldesa siguiera de hecho en su puesto: disolver del ayuntamiento de La Muela. La decisión final es del Consejo de Ministros, pero el Gobierno PSOE-PAR ni siquiera quiso intentarlo. ¿Por qué?
Es más, Iglesias dijo ayer algo que es radicalemente falso: dijo que los miembros de la Comisión Jurídica Asesora (actual Consejo Consultivo de Aragón), que informó desfavorablemente de la posibilidad planteada por CHA, no son nombrados por el Gobierno (para argumentar su independencia), cuando a todos ellos los nombra el Gobierno mediante Decreto. Precisamente CHA quería que fueran nombrados en su mayor parte por el Parlamento autonómico, pero PSOE, PP y PAR se opusieron, de manera que hay lo que hay. ¿Ni siquiera controla eso el presidente del Gobierno?
En fin, ¿qué ha hecho el Gobierno en todo este tiempo? La alcaldesa sigue diciendo que no ha hecho nada que no le permitieran… ¿Es cierto eso? El viernes, Iglesias no lo negó ni lo afirmó, como siempre.
¿Qué han investigado en este tiempo y cuántos expedientes sancionadores por el incumplimiento de la legislación urbanística tienen encima de la mesa? ¿Cómo es posible que se pueda seguir construyendo sobre espacios protegidos, vendiendo suelo impunemente y empobreciendo al pueblo de La Muela? ¿Qué pasa con esas subvenciones de su Gobierno a proyectos sin realizar? ¿Nos quieren decir que tal vez hay alguien en el Gobierno de Aragón que otorga patentes de corso para hacer lo que le apetezca? ¿Quién es?…
Fueron muchas las preguntas formuladas, ninguna respuesta clara, y muchas verdades a medias… y esto no se soluciona con una pregunta de cinco minutos, por mucho que venga cada tres meses. Iglesias lo sabe bien, y negarse a comparecer no hace más que aumentar las sospechas de que las cosas no se han hecho ni se siguen haciendo bien.